miércoles, 16 de junio de 2010

No llores...




Puedo escucharte llorar a lo lejos y tus sollozos pausados que tratas de callar. Sé que estás llorando amargamente y que tus lágrimas corren sin cesar; sé que cada día al amanecer finges que no ha pasado nada y sonríes como siempre, hasta pareciera que eres feliz; por lo menos eso tratas de aparentar, pero a mí aunque es corta mi edad no puedes engañarme. Se leer tus ojos, miro la tristeza en ellos, nos conocemos hace pocos años, pero tú eres mi madre desde que yo soy tu hija y ambas sabemos que conocemos.



Hoy es otra noche más, en la que lloras y haces que mi corazón se quiebre; en esta noche tuve el valor para ir hacia tu habitación y no solamente quedarme ahí sentada acariciando la puerta, tratando de que sintieras con ello que yo estaba ahí contigo. Ahora, abrí tu puerta; tú llorabas sentada al borde tu cama con las manos en la cara y yo recuerdo que te dije. Mami ven conmigo, no llores más, ven a dormir conmigo prometo abrazarte a ti toda la noche en vez de a mí muñeca, pero por favor no llores más que estoy a tu lado siempre… y, desde esa noche, cada vez que ella se encuentra triste o no puede dormir, sabe que en esos momentos y siempre, ella cuenta conmigo.

No hay comentarios: