jueves, 13 de octubre de 2011

¿QUÉ PUEDO HACER, AMOR MÍO, SINO ESPERARTE?


¿Qué podría hacer conmigo?
¿Escribir, tomar café, hablar con Dios y su séquito?
No, corazón, no me entretiene,
lo intente, no me satisfició.

Si no vuelves, te doy dos recuerdos, como las baratijas que uno compra con los comerciantes:
Mi alma, si, dispones de ella
Mis ojos, como almendras, licor de almendras
¿Qué puedo hacer mejor que esperarte?
Se embriaga uno y endulza la amarga existencia con más poesía de dolor.
Pensamos en la comida, la escuela, los amigos…
Pero…
¿Cuándo piensa uno volver a su hogar?
¿A su esperanza?
¿A su amor, raíz del Todo?
Busca uno, el inmutable Amor,
y está buscando el lugar donde no ha estado,
sin saber que el alma quiere ir a donde siempre ha vivido.

“La poesía no cambia al mundo”,
no lo sé, solo lo intuyo por que me lo han dicho

Y anda una como un niño, un niño ciego
buscando casa, alimento, y el corazón del ser amado.
Y el corazón se acostumbra a estar lejano
¡Qué lontananza tan cercana!
¿No crees?

La tierra nos grita que se pierden los diamantes,
y tu mente, me deja entre un paño húmedo y rojizo.

He desayunado café y pan.
¿Pero que puedo hacer, nativo aéreo, amado mío,
sino esperarte?

Si no vuelves, ¿Me regalas tu sonrisa y una mirada?, no pido
mucho…
Digo, solo para recordarnos.

No hay comentarios: