Al infinito y más allá

Justificar el por qué miraba hacia el horizonte aquella noche, tendría que poner un “sinfín” de ideas, de cosas, de pensamientos; pero por ahora puedo decir que era una vista hermosa, serena que despejó mi mente por instantes intoxicantes salinos. El oleaje me hizo recordar cuanto es este miedo al mar, a su inmensidad; a perderme en él y no poder salir jamás. A que alguna de mis pesadillas en las que no sé nadar y me hundo como roca en el mar se hagan realidad.

Observaba como un leve viento soplaba y movía mis cabellos, jugaba con ellos y los anudaba; yo solamente me los quitaba de la cara y continuaba observando el oleaje nocturno. Pensé que no me gustaría vivir cerca del mar, eso de tener tanta salinidad en la piel terminaría de “curtime” y eso de vivir cerca del mar, me haría terminar amando los mariscos (o tal vez odiándolos mas), aunque por otro lado tendría una vista hermosa cada noche y cada día que yo quisiera… pero en fin, son solo ideas que cruzaban por mi cabeza.

Venir al mar, empapar mis pies en agua salada, caminar por el malecón, tomar fotos y más fotos; reír con gente que quiero; conocer un lugar nuevo (uno de mis propósitos cada año), saber y ver que hay tanta belleza más allá de nuestro pequeño círculo y el darme cuenta que cada día me convierto en una mujer mas adulta me hizo sentirme nostálgica, ansiosa de querer saber más cosas, de querer sentir más sensaciones, de querer viajar más, aprender más, soñar mas despierta y dormida. De que mis pies no me limiten, que vayan junto con mis pensamientos, por que día a día pierdo horas de esta mi preciada vida y yo hoy decidí que quiero volar.

Aprender a vivir mejor es lo que me dejó este viaje, aprender a relajarse, aprender a vivir y apreciar la belleza que existe en el mundo. Y como dijera buzz light year “Al infinito y más allá…”